jueves, 26 de junio de 2014

Del decir al ser

No todo el que dice... sino el que hace, o mejor el que es la voluntad de Dios, entrará en el Reino de los cielos. Decir - hacer - ser son tres pasos de progresivo ahondamiento y crecimiento, desde fuera hacia adentro, o como tres escalones que nos "suben" a nosotros mismos, "bajando". Quien vive en la superficie de sí mismo, solo puede intentar "hacer" cosas de forma inconstante, cosas que alimentan su yo. No puede "ser" la voluntad de Dios, ni la voluntad de cualquier otro, en general. No tiene consistencia, ni fuerza, ni madurez para ello.

Para poder ser una voluntad que no es la mía, es preciso que cultive mi ser interior y supere la pulsión de apropiación, sin la cual tengo la vertiginosa sensación de flotar en el vacío, de quedarme sin suelo bajo los pies, de perderme a mí misma. Y sin embargo, es la única manera de encontrarme a mí misma.
En términos del evangelio de hoy, sería pasar de estar cimentada sobre arena a estar cimentada sobre roca, de ser inconsistente, desestructurada, sin columna vertebral, a ser firme, a ser en Dios.

"En el Paraíso no hay sitio para los yoes, sino que es un modo de existencia donde se pronuncia siempre un tú antes de decir yo" (Javier Melloni, El Cristo interior, p 92).


Foto: Mi instagram


2 comentarios:

Nely dijo...

Gracias, Conchi,me gusta saborear tus palabras llenas de Vida, Espíritu.

Conchi pddm dijo...

Gracias, Nely! Estos días he estado en ejercicios de contemplación con Javier Melloni. Por eso no había visto tu comentario. Muy amable, dejándolo aquí :)