martes, 27 de mayo de 2014

"Me buscaréis y no me encontraréis"

Lectio divina de Juan 7,25-36

ESCUCHA-LEE LA PALABRA

25Decían algunos de los de Jerusalén: “¿No es a ése a quien quieren matar? 26Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades  que este es el Cristo? 27Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es”. 28Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: “Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta, sino que es veraz el que me ha enviado,  pero vosotros no le conocéis. 29Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado”.

30Querían pues detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora. 31Y muchos entre la gente creyeron en él y decían: “Cuando venga el Cristo, ¿hará más signos de los que ha hecho éste? 32Se enteraron los fariseos que la gente hacía estos  comentarios acerca de él y enviaron guardias para detenerle. 33Entonces les dijo: “Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros,  y me voy al que me ha enviado. 34Me buscaréis y no me encontraréis; y  adónde yo esté, vosotros no podéis venir".
35 Se decían entre sí los judíos: ¿A dónde se irá éste que nosotros no le podemos encontrar¿ ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos para enseñar a los griegos? 36¿Qué es eso que ha dicho: “Me buscaréis y no me encontraréis, y adonde yo esté vosotros no podéis venir?”

MEDITA LA PALABRA

Sobre el origen de Jesús (vv. 25-31)

Los vv- 25-30: Sobre si Jesús es el Mesías, ellos mismos rechazan tal posibilidad ya que su aparición sería una sorpresa y el cambio sería inmediato. Jesús toma la palabra en el Templo y habla de las dudas que tienen respecto a su origen, aclara que su venida no es por propia decisión sino que hay uno que le ha enviado.
Jesús reacciona ante las creencias de sus contemporáneos que les impiden reconocerle. Esas creencias fueron al principio intentos de entender o explicar el plan de Dios y que ahora se vuelven inamovibles; en nombre de una doctrina, de una tradición dictan a Dios su modo de proceder, su modo de actuar, le planean el futuro. Se elimina la espontaneidad del Espíritu, no se reconoce su voz (3,8). El Espíritu se presenta como don libre de vida fuera de la red tejida por el hombre.
El verdadero Moisés según Jesús no ha de ser reconocido por su lugar de procedencia, como ellos piensan; su autenticidad depende de que sea enviado por Dios,  el portador del Espíritu cuya actitud se reconoce en sus obras: dar libertad al oprimido (5,36; 7,18). Esta es la única condición que puede requerirse, si ellos no lo reconocen en Jesús es por haber subordinado la realidad de Dios y de su plan a los propios prejuicios.  Jesús le conoce porque procede de él, ese es el fundamento de su misión y actividad, expresa su propia experiencia de vivir como el Padre.
vv. 30-31: La multitud está dividida con respecto a Jesús: Unos dicen “extravía a la gente”. Otros dicen “es una persona buena” y lo reconocen como Mesías.
Ante esta doble actitud de la multitud, los sumos sacerdotes y los fariseos mandan guardias a prenderlo.
La aceptación de Jesús como Mesías alarma a las personas pues eso derribaría el sistema legal en que se apoyaban (8,17; 7,19). Tanto los fariseos, como los Sumo Sacerdotes, se alían contra él ya que pone en peligro las bases del poder de ambos. Envían guardas a prenderlo, el pueblo debe someterse a su autoridad.

Anuncio de su partida y llamada a la Sabiduría (Sensatez) (vv. 32-36)

Jesús sabe que no ha llegado su hora; conoce las intenciones de matarlo que abrigan los dirigentes. Mientras están en el mundo se puede optar, la salvación está presente, invita a aprovechar la oportunidad. “Poco tiempo” se opone a “mucho tiempo” que el pueblo lleva oprimido. Jesús puede curar. Invita a tomar una decisión ya que la salvación está a su alcance quizá otro día le busquen y no le encuentren.
El lugar donde está Jesús es la esfera del Padre, ahí estarán también los discípulos (12,26; 14,3; 17,24) con su Muerte y Resurrección reciben el Espíritu Santo. Para estar donde está Jesús hay que dar un paso que los oyentes no quieren dar. Tendrán que cambiar de actitud.
Los dirigentes no han comprendido las palabras de Jesús, Jesús ha hablado del que lo ha enviado, ellos no prestan fe a su misión.  No tienen conciencia del estado crítico de la situación en la que se encuentran, no han prestado atención a la Sabiduría, están tan seguros de sus instituciones que no se enteran.

VIVE LA PALABRA

- Jesús invita a prestar atención a sus palabras, a ser sensatos… ¿qué valor tiene realmente las palabras de Jesús en mi vida? …
- ¿Qué es para mí la fe? Adhesión a la persona de Cristo,  a unos principios, a unas leyes…

- ¿Me aferro a lo ya sabido, a lo ya conocido? ¿Me siento llamado a romper con antiguas costumbres, tradiciones y dejó que el Espíritu del Resucitado me lleve por caminos nuevos, no conocidos? 

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Lectio divina preparada por Conchi Alonso (Equipo de animación de San Francisco de Borja, Madrid)
Foto: Javier Barquilla Sánchez

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