sábado, 23 de noviembre de 2013

Vigilia de acción de gracias en la Clausura del Año de la Fe

Monición de entrada

El querido Papa emérito Benedicto XVI nos convocó para cruzar «la puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, y que está siempre abierta para nosotros. Él nos recordaba cómo se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja modelar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22).
Durante este año hemos podido entrar a través de esta puerta, experimentar el gozo de creer en Cristo, que nunca nos abandona; la alegría de pertenecer a una Iglesia que es Madre  y Maestra; el consuelo de tener unos en hermanos, donde apoyar nuestro desvalimiento.
Hemos podido renovar nuestra Fe en la Santa Trinidad –en el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; en Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; en el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.
Ha sido un año repleto de dones y bendiciones de lo alto, entre ellas destaca la gran lección de humildad de nuestro Papa emérito Benedicto XVI, y el don de un nuevo Pastor universal, nuestro Papa Francisco.
Conscientes del don recibido en el Bautismo, pedimos al Señor de la vida y de la historia, la gracia de ser testigos valientes y humildes de su Evangelio, para contribuir a que este mundo le mire más a Él y alcance la plenitud de la salvación.
Nos disponemos, unidos a toda nuestra Diócesis de Toledo, y en comunión con toda la Iglesia, a vivir esta celebración de acción de gracias, con el corazón rebosante de gozo; que la Luz de Cristo nos ilumine, para que acojamos su Palabra y, junto al agua, nos haga testigos del Señor resucitado que ha querido perpetuarse en la Eucaristía.

Primera Parte: La Luz y la Palabra

Canto (para la procesión con el cirio):

Sé mi luz, enciende mi noche. Sé mi luz, enciende mi noche.
Sé mi luz, enciende mi noche, mi noche, sé mi luz.


1  Lectura del libro del Génesis 3, 4-7

La serpiente replicó a la mujer: No, no moriréis; es que Dios sabe que el día que comáis del fruto de ese árbol, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal.
Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que to de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió. Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazando hojas de higuera se las ciñeron.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 5, 15; 18-19

Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos. Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.

Canto
Jesucristo, mi vida eres Tú, ¡aleluya, aleluya!
Jesucristo, mi vida eres Tú, mi vida eres Tú, ¡aleluya!


Lectura del libro del Génesis 22, 1-2; 6-12

Después de algún tiempo, Dios puso a prueba la fe de Abraham. Lo llamó por su nombre, y él contestó: –Aquí estoy. 
Dios le dijo: –Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de Moria. Una vez allá, ofrécelo en holocausto sobre el cerro que yo te señalaré.
Abraham tomó la leña para el holocausto y la puso sobre los hombros de Isaac; luego tomó el cuchillo y el fuego, y se fueron los dos juntos. Poco después Isaac dijo a Abraham: –¡Padre!
–¿Qué quieres, hijo? –le contestó Abraham. 
–Mira –dijo Isaac–, tenemos la leña y el fuego, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?  –Dios nos proveerá de un cordero para el holocausto, hijito –respondió su padre.
Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abraham construyó un altar y preparó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar, sobre la leña; pero en el momento de tomar el cuchillo para sacrificar a su hijo, el ángel del Señor le llamó desde el cielo: –¡Abraham! ¡Abraham!
–Aquí estoy –contestó él.
El ángel le dijo: –No hagas ningún daño al muchacho, porque ya sé que tienes temor de Dios, pues no te negaste a darme tu único hijo.

Lectura del Evangelio según San Juan 3, 16-18

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no sejuzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

Canto
Nada nos separará, nada nos separará,
nada nos separará del amor de Dios (bis)


Lectura del libro del Génesis 35, 17-21; 25b-28

Jo fue en busca de sus hermanos, y los encont en Dotán.  Ellos le vieron venir de lejos, y antes de que se acercara hicieron planes para matarlo.  Se dijeron unos a otros: ¡Mirad, ahí viene el de los sueños! Venid, mamoslo; luego lo echaremos a un pozo y diremos que un animal salvaje se lo comió. ¡Y a ver qué pasa con sus sueños!

Cuando Rubén oyó esto, quiso librarle de sus hermanos, y dijo: No lo matemos. No derraméis sangre. Echadlo a este pozo que está en el desierto, pero no le pongáis la mano encima.
En esto, vieron llegar una caravana de ismaelitas que venían de Galaad y que en sus camellos traían perfumes, bálsamo y mirra, para llevarlos a Egipto.  Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y luego tratar de ocultar su muerte? Es mejor que lo vendamos a los ismaelitas y no que lo matemos, porque después de todo es nuestro hermano.
Sus  hermanos  estuvieron  de  acuerdo  con  él, así  que  cuando  los  comerciantes madianitas pasaban por allí, los hermanos de José lo sacaron del pozo y lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata. Así se llevaron a Jo a Egipto.

Lectura del Evangelio según San Mateo 26, 14-16; 47-49

Uno de los doce discípulos, el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les preguntó: ¿Cuánto me daréis, si os entrego a Jesús?
Ellos salaron el precio: treinta  monedas  dplata. A partir de entonces, Judas empezó a buscar una ocasión oportuna para entregarles a Jesús.
Todavía estaba hablando Jesús, cuando Judas, uno de los doce discípulos, llegó acompañado de mucha gente armada con espadas y palos. Iban enviados por los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos.  Judas, el traidor, les había dado una contraseña, dicndoles: –Aquel a quien yo bese, ese es. ¡Apresadlo!
Así que, acercándose a Jesús, dijo: ¡Buenas noches, Maestro! Y le besó.

Canto
Sé mi luz, enciende mi noche. Sé mi luz, enciende mi noche.
Sé mi luz, enciende mi noche, mi noche, sé mi luz.

Lectura del libro del Génesis 14, 21-29


Moisés extend su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el mar y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio desde la columna de fuego y nube y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto: Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.
Dijo el Señor a Moisés:Extiende tu mano sobre el mar y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.
Y extendMoisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios huyendo iban a su encuentro y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
  
Segunda Parte: el Agua y la Palabra

Lectura del santo Evangelio según San Mateo  (3, 13-17)

En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo dicndole:
Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí? Jesús le contesto:
—Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía:
Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto.

Palabra del Señor.

- Meditación y silencio orante…

- Bendición del agua

- Renuncia al pecado y confesión de fe

Canto (durante la aspersión)

El agua del Señor sanó mi enfermedad,
el agua del Señor Jesús (Bis).

1. El que quiera y tenga sed que venga y beba gratis.
El que quiera y tenga sed beba el agua de la vida.
2. El que crea en mi palabra y se abra a mi fuerza,
de su seno brotarán torrentes de agua viva.

Tercera Parte: Adoración y Acción de gracias por el año de la fe


Canto (para la exposición del Santísimo):

Rendid honor al Señor. Todo su pueblo le alabe.
Que todos canten su gloria. Nuestro Dios está aquí.
-          Él es digno de alabanzas, de adorarle por siempre,
de aclamarle en todo tiempo. ¡Exaltado sea Dios!

ð Adoración en silencio… Podemos dar gracias por todo lo vivido en el año de la fe…

1. El don de la vida cristiana iniciada en el Bautismo

Señor Jesús, te damos gracias por este Año de la Fe que concluye y en el que hemos podido experimentar la bondad de tu Corazón. En este tiempo hemos valorado el don de la fe recibida en el Bautismo. Un precioso tesoro que estamos llamados a custodiar cada día.
Gracias,  Señor,  porqunos  has  mostrado  cómo  la  fe  nes  sino  una  amistad estrecha Contigo; nos has permitido entrar en lo más hondo de tu Corazón y descubrir con asombro el amor que te movió a dar tu vida por nosotros. Hemos comprendido que también nosotros hemos de dar la vida por los hermanos (cf. 1 Jn, 3, 16) y que areside la alegría de creer.
Señor, te necesitamos, queremos conocerte cada día más, en el silencio de la oración,  para  ir  transformado  nuestro  corazón  a  semejanza del  Tuyo. Gracias por hacernos comprender la necesidad cotidiana de elevar a Ti nuestra alma (cf. Lc 18, 1). Gracias, Señor, por el don de la fe.

Canto
Te damos gracias, Señor;  te damos gracias, Señor.



2. El don de su Palabra y de su Cuerpo y Sangre

Señor Jesús, te damos gracias, por tu Palabra y tu Eucaristía, porque has querido permanecer con nosotros hasta el fin del mundo (cf. Mt 28, 20). En este tiempo, como la samaritana, hemos sentido la necesidad de acercarnos al pozo para escucharte. Nos has invitado a creer en Ti y a extraer el agua viva que mana de tu fuente (cf. Jn 4, 14). En este Año hemos descubierto de nuevo el gusto de alimentarnos con tu Palabra, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que somos tus discípulos (cf. Jn 6, 51).
Gracias, Señor, por el don de la fe, que se alimenta de tu Palabra y Eucaristía (cf. Lc 24, 13-35); porque cada día nos das tu gracia para no desfallecer. Haz, Señor, que tu Palabra nos conduzca siempre por el camino del bien y la verdad, nos ayude a hacer tu voluntad y que seamos transformados en Ti cada vez que te comemos y bebemos. Gracias, Señor.

Canto
Te damos gracias, Señor;  te damos gracias, Señor.

3. El don de su Indulgencia y pern

Gracias,  Señor,  porque en  este  Año hemos descubierto tu  misericordia  y  amor ilimitados. La grandeza de nuestra fe reside en confiar en tu Coran de Bondad, que siempre nos espera como el Padre bueno de la parábola (cf. Lc 15, 11-32).
Gracias por el don de la Indulgencia, que pródigamente hemos lucrado en favor nuestro o de nuestros difuntos. Haz, Señor, que confiemos en tu perdón que es más grande que nuestro pecado (cf. Rom 5, 20). No permitas que nuestras cdas nos desanimen y nos aparten de Ti. Haznos comprender que en nuestra debilidad reside nuestra fuerza (cf. 2 Co 12,9) y que desde el barro de nuestra pobreza levantas el edificio de nuestra santidad. Que deseemos ser siempre como Tú. Gracias, Señor, por tu misericordia y perdón.

Canto
Te damos gracias, Señor;  te damos gracias, Señor.

4. El don del Papa Benedicto XVI

Gracias, Señor, por el don que has dado a tu Iglesia en la persona y ministerio de nuestro Papa emérito Benedicto XVI. Su Pontificado ha sido silencioso, profundo y fecundo. Gracias por sus ensanzas y ejemplos, sobre todo por mostrarnos una de las virtudes más importantes en nuestra vida cristiana: la sencillez y humildad (cf. Is 66, 2). Una gran lección al mundo entero y a cada uno de nosotros de amor a la Iglesia, de servicio abnegado a la misma y de confianza en las manos de Dios, que es en realidad quien la conduce. Su única ambición ha sido dar a conocer tu Nombre. Gracias, Señor, por su generosidad, que también nuestro único deseo sea darte a conocer.

Canto
Te damos gracias, Señor;  te damos gracias, Señor.

5. El don del Papa Francisco

Gracias,  Señor,  por  edon  denuevo  Pastouniversal,  ePapa  Francisco,  que conduce  tu  Iglesia.  Te  pedimos  que  le  asistas  con  tu  Espíritu,  para  que  con  su testimonio y ensanzas nos muestre el camino de la santidad, conduzca a la Iglesia con el cayado del Buen Pastor y acerque a tantos hermanos perdidos que huyeron del redil. Gracias, Señor, por mostrarnos a través de su persona las entrañas paternales de tu Corazón. Que nosotros también, Señor, actuemos con misericordia, la misma que experimentemos cuando recibimos tu llamada (cf. Mt 9, 9).

Canto
Te damos gracias, Señor;  te damos gracias, Señor.

6. El don del Obispo auxiliar, don Ángel

Gracias, Señor, por el don del nuevo Obispo auxiliar, don Ángel. Te pedimos que le concedas la gracia de colaborar estrechamente con su Arzobispo, le des sabidua, «fidelidad, bondad y prudencia» en su ministerio. Gracias, porque siendo un niño le llamaste para ser tu sacerdote y ahora vuelves a confiar en él. Haz, Señor, que surjan en nuestras Parroquias, en nuestra Diócesis nuevas vocaciones al sacerdocio. Gracias por nuestros Seminarios Menor y Mayor, por tantos niños y jóvenes que son generosos a tu llamada. Gracias, Señor, por bendecir nuestra Iglesia de Toledo.

Canto
Te damos gracias, Señor;  te damos gracias, Señor.

6. Podemos presentar nuestras acciones de gracias espontáneas…
……………….

ð Consagración al Sagrado Corazón (Oración de Juan Pablo II)

Señor Jesucristo, Redentor del género humano, nos dirigimos a Ti con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza.
Señor Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que eres y todo lo que haces.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a ser fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna.
Reunidos juntos en tu Nombre, que está por encima de todo nombre, nos consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la verdad y la caridad.
Al consagrarnos a Ti, los fieles de la parroquia de Santa Teresa renovamos nuestro deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordioso y pleno amor.
Señor Jesucristo, Rey de Amor y Príncipe de la Paz, reina en nuestros corazones y en nuestros hogares. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos! Amén.
  
Canto (para la exposición):

Rendid honor al Señor. Todo su pueblo le alabe.
Que todos canten su gloria. Nuestro Dios está aquí.


ð RESERVA DEL SANTÍSIMO…
  
Canto final
Magnificat, magníficat, magníficat anima mea Dominum

Magnificat, magníficat, magníficat anima mea.
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Tomado de http://www.architoledo.org/Liturgia/2013%2011%20vigilia.pdf y adaptado.

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